El olmo del Cáucaso
Jiro Taniguchi y Ryuichiro Utsumi conjugan sus estilos en este nuevo manga a base de relatos breves.
Apartado del manga más comercial al que estamos acostumbrados, la editorial Ponent Mon nos ofrece este mes la edición del “El olmo del Cáucaso y otras historias”, un compendio de ocho relatos breves escritos por Ryuichiro Utsumi y complementadas por las ilustraciones del conocido y premiado Jiro Taniguchi . Guionista y dibujante se compenetran de una forma espléndida para dar vida a personas que defienden su propia identidad, honestidad y buenos sentimientos a pesar de las adversidades que aparecen en el día a día.
Podemos calificar este manga como una obra literaria, una novela gráfica, un nuevo modelo de escribir cuentos. Cuentos que no van ya dirigidos a los niños, sino que están cargados de una profundidad propia de cualquier novela, con el valor añadido que le otorgan las ilustraciones de Taniguchi.
Los autores
Cuando dos personas distintas se encargan de configurar una obra (ya sea un manga o cualquier otro tipo de creación) se corre siempre el peligro de que haya poca unidad en el estilo, falta de coherencia, etc. Pero si estas dificultades son superadas el resultado final es más completo, más trabajado, en definitiva, mejor. Y este es el caso de “El olmo del Cáucaso”, en el que guión y dibujo están perfectamente complementados.
El dibujo corre a cargo de Jiro Taniguchi, autor ya consagrado en el mundo del manga con obras de tanta importancia como “El Caminante” (en la que el autor nos mostraba el mundo desde la mirada sencilla de este personaje), “El perro blanco” o “Barrio lejano” (obra ganadora del premio L´Alph Art al mejor guión en el Salón de Angulema –Francia- ). Su obra llega a la cima con la publicación de la trilogía “El almanaque de mi padre”, con la que no sólo alcanzó el éxito entre el público, sino también entre la crítica.
Nacido el 12 de agosto de 1947 en Tottori, Taniguichi debutó en 1972 con “Kareta Heya”. De 1976 a 1979, publica, con el guionista Natsuo Sekigawa, “Ciudad sin defensa”, “El viento del oeste”, “Blanca” y “Lindo 3”, pero a partir de 1991 comienza a firmar sus álbumes en solitario creando sus obras más conocidas. A lo largo de su carrera ha sido galardonado con distintos premios en su Japón natal, entre ellos el de la Asociación Japonesa de Dibujantes en 1993 y el Segundo Gran Premio Cultural Osamu Tezuka en 1998.
Tras esta etapa de creación en solitario, Taniguchi vuelve a dedicarse únicamente a ilustrar, dejando el guión de “El olmo del Cáucaso” (“Keyaki no ki” en el original japonés) a cargo del escritor Ryuichiro Utsumi, un autor consagrado en su Japón natal (Tôhoku, 1936) y que está consiguiendo la difusión de sus obras en el resto del mundo mediante la adaptación de estas al cómic. Sus relatos compuestos por palabras e historias sencillas y de la vida cotidiana se mezclan con una lección moral cargada de sabiduría, de sentimientos, de una visión general de lo que es la vida.
El manga
En esta edición encontramos 8 pequeñas, sencillas y emotivas historias centradas en los sentimientos con toque de profunda la melancolía. “El olmo del Cáucaso”, el primero de estos relatos, da título a la obra completa y marca las pautas de estilo que se desarrollarán a lo largo de todo el volumen. Con un trazo limpio y muy detallista, las ilustraciones de Taniguchi son pequeñas obras de arte, de un realismo que hace que el dibujo se confunda con la fotografía. Los detalles, los juegos de luces y sombras y los distintos matices de blancos, negros y grises hacen que no echemos en absoluto de menos los colores. El realismo de las ilustraciones se conjugan a la perfección con el del guión de Utsumi, con la cotidianeidad de unas historias que nos podrían ocurrir a cualquiera de nosotros.
Estos ocho relatos cortos están llenos de vida y esperanza, de personas normales que están a tú alrededor, de hechos cotidianos contados casi de manera poética. En “El olmo del Cáucaso” un pensionista se muda a una nueva casa y se ve en el trance de tener que cortar un hermoso olmo que molesta a sus vecinos por las hojas que deja caer en otoño. “El caballo blanco de madera” cuenta como un matrimonio tiene que cuidar a su nieta mientras la madre arregla el inicio de su nueva vida con otro hombre. En “Reencuentro” un reconocido diseñador gráfico tiene la oportunidad de reencontrarse con la hija que no ve desde que muchos años atrás se divorciara de su mujer. “La vida de mi hermano” narra la visita de un hombre a su hermano de 68 años, que vive solo y sigue trabajando en lugar de irse a vivir con su hijo. En “El paraguas” una mujer espera la visita de su hermano y recuerda lo dura que fue su infancia. En “Los alrededores del museo” se cuenta la historia de una anciana que siente surgir el amor hablando con un hombre todas las tardes en el banco de un parque. “Atravesando el bosque” trata de dos hermanos que se aventuran a cruzar un bosque para encontrar a su perra. Y en “Su pueblo natal” una mujer francesa casada con un japonés trata de sobrellevar la muerte de su marido integrándose en la sociedad japonesa y concentrándose en su trabajo de pintora. Pero todos estos relatos son en realidad una llamada de atención al lector sobre temas mucho más profundos: el valor de la naturaleza, el cuidado de los hijos, la necesidad de sentirse útil, la nostalgia por el tiempo pasado, etc., encaminados siempre en busca de la paz interior.
La edición
“El olmo del Cáucaso” está publicado en la editorial Ponent Mon, en una edición de gran calidad tal y como nos tiene acostumbrados. La edición tiene un formato de libro, más grande de lo habitual (17 x 24 cm.) y consta de 224 páginas en blanco y negro que incluyen, además de las ocho historias, un pequeño ensayo sobre las obras de Utsumi escrito por el crítico de teatro y novelista japonés Yoshikawa Ushio. Estos datos se complementan con la breve biografía que se puede leer en las solapas de la cubierta. El precio de este manga es de 14 euros, cifra totalmente justificada si tenemos en cuenta la calidad tanto del papel como de la impresión que capta perfectamente los distintos matices y tonos dentro de un dibujo en blanco y negro (o más bien, habría que decir en blanco y grises). Por otro lado, la traducción ( de la mano de Shizuka Shimoyama y Miguel Ángel Ibáñez Muñoz) no representa ningún problema, siendo clara y bastante adecuada a nuestro idioma.
Conclusión “El olmo del Cáucaso” es una obra perfecta para aquellos que, además de amantes del manga, lo son también de la literatura. El hecho de que el guionista sea un escritor hace que las páginas de estas historias estén llenas de lirismo y de poesía, y consigue que el lector se integre en el cómic casi como si estuviera dentro de una novela. Además es también un buen ejemplo para borrar tópicos en contra del manga: mucha gente tiene una mala imagen de este género, cargada de prejuicios; una idea negativa de obras de dibujos feos y trazo sucio, de acción exagerada, diálogos absurdos, escenas violentas… Nada más lejos de la realidad, y nada más lejos de “El olmo del Cáucaso”: el trazo de los dibujos de Taniguchi es propio del más detallista de los pintores, y las caras de los personajes captan a la perfección los estados de ánimo y los sentimientos de los mismos. Y los relatos de Utsumi (me atrevo a repetirlo una vez más) son de un estilo literario y cuidado que cuenta historias con sentido, con argumento, con conclusiones y mensaje moral.
Se puede decir que es un manga diferente, un nuevo estilo de hacer manga. Por eso, también es un manga susceptible de decepcionar a quienes vayan buscando una historieta típica del manga más comercial, porque no es lo que va a encontrar en esta obra. Aún en estos casos, os recomiendo que os acerquéis a ella: sólo por los magníficos dibujos que contiene merece la pena dar un paseo por sus páginas.